Ernust estuvo veinte minutos en clase. Estaba tan distraído que no podía percatarse si la clase era de física o de historia. Salió del salón dejando su mochila encargada a Jazmín. Regresó a los jardines.
Al llegar encontró ahí a una muchacha que se había inclinado a recoger una flor morada que crecía al ras de suelo. Ernust la miró, vio cada uno de sus movimientos. Cuando ella se percató de que no estaba sola volteó la cabeza y se encontró con la mirada escrutadora de él. Ernust se sonrojó y bajó la vista al piso un momento tratando de disimular. Volvió a levantar la vista y se encontró con los ojos de ella. Tenía una mirada tierna y una sonrisa franca dibujada en los labios. Tenía la flor que acababa de levantar en su mano derecha, mientras que con la izquierda se quitaba los cabellos de la cara. Él volvió a sonrojarse.
–Hola, ¿qué estás haciendo por aquí en hora de clase? –le preguntó ella.
–Nada en realidad, –respondió– sólo intento... olvídalo, no importa. Veo que recoges flores.
–Sí, una morada para adornar mi cabello. Creo que va conmigo.
–Se te ve linda –dijo Ernust sin pensarlo. Al darse cuenta de sus propias palabras se puso muy nervioso, se dio cuenta de que se sonrojaba y se sintió estúpido– quiero decir... no se... te va...
–Me llamo Violeta ¿y tú?
–Soy Ernust.
–Bueno Ernust –dijo ella con otra gran sonrisa dibujada en sus labios. Sus ojos claros y transparentes dieron a Ernust una tranquilidad que no había sentido en varios meses– ya que no estás en clase ¿te gustaría dar un paseo?
–Claro.
Comenzaron a caminar juntos. Violeta tomó el brazo de Ernust y éste sintió una gran seguridad. Anduvieron largo rato. Ella hablaba de muchas cosas. Él escuchaba atentamente cada una de sus palabras. Finalmente llegaron a un pasillo y Violeta se despidió de Ernust con un beso en la mejilla. “Fue un placer” le dijo “pero ahora debo volver a mi salón. Espero verte pronto de nuevo”
Ernust vio como se alejaba lentamente por el pasillo, hasta que entró en un aula. Él volvió a su propio salón por su mochila. Ahí lo esperaban Jazmín y Ophrys. Cuando él llegó dónde ellas estaban, ambas lo miraron con curiosidad y al unísono dijeron “conociste a una chica”. Los tres rieron. Jazmín entregó su mochila a Ernust y luego todos se encaminaron a otro salón.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Interpretación oracular