Mucho me ha llamado la atención tu más reciente carta pues siento que hay en todo ser humano una busqueda por lo eterno. Es parte de nuestra esencia el buscar una manera de trascender, de perdurar más tiempo que el efímero que representa nuestra vida.
Concuerdo contigo en que una vida eterna, esa que implica el permanecer vivo ininterrumpidamente, dada la condición humana, sería algo que terminaría en hastío y desesperanza.
Por otra parte, creo que buscar la inmortalidad en nuestras obras es algo noble y loable. Sin embargo, para que tenga el efecto deseado, debemos buscar ser "bien" recordados. Porque realmente nuestras obras pueden inmortalizarnos, ya lo creían de esa manera los antiguos griegos cuando buscaban la muerte en una batalla porque eso les daba un cierto renombre que los ayudaba a ser recordados durante muchas generaciones. Pero también una mala obra nuestra puede inmortalizarnos, y de una manera más inmediata. Baste tan sólo recordar el nombre de Hitler para ejemplificar.
Si bien un mal acto nos dará la inmortalidad de manera más mediata y perene, hay que destacar que el filósofo Nietzsche decía que "el hombre superior es el hombre que supera al hombre". Buscar ser bien recordados es un acto noble que nos hace superiores. Es una pugna por ser cada vez mejores en lo que hacemos. Como animales que somos, le duela a cualquier creacionista que le duela, estamos sometidos al instinto de conservación, el cual nos hace luchar por ser los mejores de la especie. Al menos en teoría la competencia es una parte integral de nuestras vidas. Sin embargo, muchos se sirven de ella para explotar al ser a través de una mala manera de entender esta necesidad de competir.
Estos seres superiores que todos debemos buscar ser, poco tienen que ver con la raza aurea, o con ser el pueblo dominante. Nuestra superioridad debe ser interna, debe tratar de permear en nosotros, debemos buscar superarnos a nosotros, sólo entonces podremos entender al hombre superior.
Todo esto tiene que ver con tu otra manera de ver la inmortalidad, aquella que se encuentra en nuestros familiares, imágen de nosotros. ¿Por qué digo que tiene que ver una cosa con otra? Nosotros debemos buscar ser superiores, sí, pero más aún, debemos buscar erradicar en las generaciones futuras los vicios propios. Nuestros familiares no deben ser una imágen exacta de nosotros, sino una mejorada. Porque así se alcalzará, según veo yo, la inmortalidad de manera más efectiva.
Para estos fines, querido amigo, estoy de acuerdo con el antes mencionado (pues no citado) filósofo alemán. Mucho debemos aprender de las culturas antiguas, sí, pero mucho también hay que modificarlas para ser nosotros mejores. Hay que esforzarnos para romper con las cadenas que nos atan y nos impiden esa superación, las cadenas de la moral que nos envilecen y nos hunden. Es como yo interpreto al filósofo, y creo que, para nuestros fines, tenía razón, pues es de los pocos que han alcanzado la inmortalidad.
Gran camino nos queda por andar, y creo que hay que trabajar arduamente, pues nada habría más hermoso en esta vida, que vernos inmortalizados en vida a través de nuestras buenas obras.
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Interpretación oracular