-Maestro, ¿de verdad es posible crear a través de la palabra?
-Naturalmente, aunque no precisamente crear, sino invocar los poderes divinos al encontrar la palabra adecuada... por ejemplo, si encuentras la palabra divina que designa al viento, entonces con tan sólo pronunciarla podrás someter a tu voluntad a los cuatro vientos.
El alumno escuchaba con atención para no perder ningún detalle. Estaba seguro que podría lograr algún día encontrar las palabras divinas para someter a la naturaleza. Aquella noche no durmió, se quedó pensando la manera de encontrar las palabras. Número, letras y sílabas era todo lo que sus ambiciosos ojos podían ver.
-Maestro, entiendo que pueda una cosa ser sometida si se le pronuncia en lengua divina. Pero tengo aún otra pregunta. Si encuentro la palabra divina para "mal" o "maldad" ¿entonces El Mal se me someterá y podré erradicarlo del mundo?
-Así es. Podrías erradicarlo o utilizarlo si lograras encontrar semejante palabra. Pero la lengua divina proviene de El Señor, no existe, pues, tal vocablo en lengua divina.
-Pero maestro, si El Señor hiso todo con la palabra, el mal también debió surgir a través de ella, y entonces quien descubriera la palabra podría someter al Mal a su voluntad.
-Mi muy querido discípulo -respondió el maestro,- aparta ese tipo de pensamientos de tu cabeza, porque con ello no haces más que asegurar tu camino a la perdición...
El discípulo guardó silencio, pero meditaba en su corazón todas aquellas cuestiones que lo carcomían por dentro mientras buscaba la Verdad, su verdad.
-Maestro, y si encuentro la palabra "bien", ¿podría someter al Bien a mi voluntad?
-Hijo mío, no necesitas encontrar la palabra para hacer el bien, puedes hacerlo todos los días.
-Maestro -volvió a insistir- ¿y Dios, qué pasa si encuentro la palabra Dios?
El maestro lo vio con ojos de infinita ternura, como un padre contempla a su hijo. Antes de contestar tomó la traducción que juntos estaban haciendo, la cerró, le entregó los apuntes a su discípulo y luego añadió:
-Muchos han intentado encontrar el nombre de Dios, pero no lo han logrado. Quien pueda hacerlo podrá contemplar a Dios en todo su esplendor. Entonces vendrá una era de paz y prosperidad para nuestro pueblo y ya no tendremos que volver a huir jamás.
El muchacho lo miró entusiasmado. Sus ojos birllaban ávidamente, sus manos comenzaron a sudar, guardó silencio un poco rato, luego, ya sin poderse contener, dijo:
-Maestro, yo sé cual es la palabra, yo la he descifrado, yo sé como se dice Dios en lengua divina.
-Hijo, si tú tuvieras semejante respuesta podrías salvar a nuestro pueblo- Le respondió el anciano, como quien quiere alentar a alguien que de antemano sabe que fracasará.
-Durante muchos años, maestro, he estudiado la Cábala, siguiendo sus enseñanzas al punto. Y estoy convencido, descubrí una palabra en lengua divina.
El muchacho se paró derecho, tomo aire varias veces, y de la manera más solemne posible pronunció una palabra imposible de escribir.
De inmediato sintieron estremecer el suelo bajo sus pies, una enorme mole de tierra se acumuló frente a sus ojos, luego fue tomando forma humana poco a poco hasta quedar la bella figura acostada en el piso. Criatura divina, sorprendente de ver, grande, fuerte, hermosa. La criatura se incorporó y miró con terribles ojos a su invocador. Luego se le acercó, de un golpe con su poderosa mano lo derribó y se fue corriendo tan rápido como pudo. Maestro y discípulo quedaron estupefactos. El maestro se aproximó al derribado alumno para ayudarlo a incorporarse.
-Sin duda la secuencia es correcta, no por ello la palabra.
Corrieron en busca de la criatura, finalmente la encontraron sentado en el desierto mirando las estrellas. "Ven" dijo el muchacho, y la criatura manzamente obedeció. "Estoy cansado, quiero agua" dijo el joven, y la criatura buscó agua y se la llevó para que tomara. A partir de ese momento obedecía cada orden que el joven le daba.
-Creo, maestro, que nuestra criatura, pese a nuestra imagen y semejanza, es sumamente inferior a nosotros, pues está subordinado y obligado a la obediencia se su creador.
-Pero no puedo explicarme, hijo mío, por qué te golpeó a penas se había incorporado y trató de escapar.
-Maestro, usted es el maestro, sin embargo permítame presentarle mis conjeturas. Creo que nada más ser creado, fue su única oportunidad de escapar de mis ojos, pero fracasó. Ahora jamás podrá librarse del yugo de la obediencia, el amor y la beneración hacia quien le dio la vida.
-Sólo Dios da la vida, hijo mío...
-¿Y qué haremos con él? Tiene algo de divino, pero no es Dios... no podemos matarlo porque se parece a nosotros, pero tampoco es como nosotros...
-Solo nos queda dejar que viva, y que trate de hacer su vida como mejor le paresca...
viernes, 10 de septiembre de 2010
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Se te ocurre escribir esto, justo cuando estoy atravesando una crisis de existencialismo...
ResponderEliminarSupongo que Golem hará su vida... así son las cosas, a mí me duele la pansa :(
ResponderEliminarAdonis: No sé si te ayudó o te complicó más la vida, como quiera que sea, es un gusto.
ResponderEliminarLuna: Espero que tu dolor de "pansa" pase pronto.
Ambos: Me alegra saber que se dan sus vueltas por acá.
Siempre me doy mis vueltas aunque no comente, es que algunas cosas que pienso de tus posts me parecen demasiado personales como para ponerlas aquí... y tampoco te las digo... algunas, porque no quiero, otras, porque se me olvida.
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