Había llovido toda la tarde, no había parado ni un minuto. En algunos intervalos la lluvia parecía menos densa, pero luego volvía con su anterior intensidad. Yo andube un rato entre las calles desiertas, caminaba a buen paso, pero sin prisa. Finalmente me detuve bajo un quisco en medio de una pequeña plaza. Mi cabello escurría por mi rostro mi gabardina estaba empapada. Me quité los cabellos de los ojos y entonces la vi, estaba parada de espaldas a mí, mirando como caía la lluvia en la plaza. Parecía una estatua, inmovil, eterna, perfecta. Una ráfaga de aire gélido la obligó a voltear la cabeza hacia donde yo me encontraba. Entonces me miró.
Mi cuerpo mojado se estremeció al sentir el aire golpear directamente, mas mi espíritu inamovible se estremeció al encontrarse mis ojos con los suyos. Ella sonrió tímidamente, luego se acercó a mí y dijo con una voz apenas audible "estás mojado". Yo sonreí también, pero no le devolvía la sonrisa, fue más bien el reflejo escuchar la obviedad de su frase. No dije nada, pero la miré fijamente. Pensé que mi mirada tal vez le resultaría incómoda, pero no podía evitarlo, era como contemplar una pintura, ella estaba frente a mí, mis ojos la enfocaban claramente, detrás sólo la lluvia algo diseminada por el efecto óptico. Ella sostuvo mi mirada un momento, luego desvió la vista y dijo como para sí misma "llueve". Yo volví a sonreir. Quise decir algo, pero nada salió de mi boca, quería acariciar su mano, quería abrazarla. Ya no era una niña, como el día que la conocí. Y ahí una extraña paz invadía mi ser, mientras mi cuerpo tiritaba por el frío.
"No ha dejado de llover en toda la tarde" Dijo, "no me he podido mover de aqui, no quiero mojarme" Yo sonreí. Ella se acercó un poco más, sacudió mi cabello, y añadió "deberías quitarte la gabardina, está escurriendo". Entonces yo levanté una mano, acaricié su mejilla, luego tomé una de sus manos entre las mías, la bese, hice una profunda reverencia, di vuelta y caminé nuevamente bajo la lluvia...
jueves, 22 de julio de 2010
viernes, 16 de julio de 2010
De sueños y realidades
A menudo nos encontramos con el fenómeno de la paramnesia, mejor conocido como déjà vu. Ese sentimiento de estar viviendo algo que ya habíamos vivido en el pasado. Nuestro presente es tan efímero que no podemos más que recordarlo en el pasado. Inútil es tratar de esforzarnos por recordar nuestro presente, por tratar de aislar aunque sea una mínima parte de él. Toda nuestra vida trascurre en el pasado, el presente es sólo ese punto intermedio entre la vida y la muerte. Una vez que la vida se extingue, el presente se va junto con ella y nos volvemos completamente pasado.
Nuestra realidad está vinculada forzosamente a nuestros sentidos. El mundo no es más de lo que nosotros conocemos de él. Cada individuo crea su mundo de acuerdo a su experiencia, y mi mundo no puede ser el mismo que el mundo de alguien más, por muy cercanos que seamos. La cercanía entre las personas ayuda a crear mundos semejantes, incluso equivalentes, pero no iguales. Todo tiene que ver con la experiencia física de quien crea su mundo. A través de la ciencia se ha intentado regular la experiencia del mundo, pero aún así no se puede lograr que los individuos perciban el mundo material de la misma manera, lograrlo sería terminar con la individualidad.
La realidad corresponde a nuestra experiencia. ¿Cómo separar entonces el sueño de la realidad? Los sueños también corresponden de alguna manera a nuestra experiencia. Un sueño puede experimentarse de manera tan vivida como la propia realidad. En verdad la línea que divide la realidad del sueño es muy delgada y prácticamente imperceptible. El sueño tiene su lógica, sus leyes, sus limitantes al igual que la realidad.
Al final realidad y sueño pueden más que ser uno y la misma cosa ¿Quién podría decir que no? Al despertar del sueño no conservamos de él más que el recuerdo de lo que fue, a veces un recuerdo claro, otras veces un recuerdo borroso, pero finalmente es un recuerdo, el sueño es parte del pasado, al igual que la realidad. De la realidad conservamos sólo recuerdos. A medida que nos alejamos en el tiempo la realidad y los sueños se funden de manera tal que podemos tener un recuerdo de la infancia sin saber exactamente si nuestro recuerdo fue un sueño o una realidad.
Puedo concluir que son la misma cosa. Nuestra experiencia no puede ser presente, siempre es pasado. La realidad y los sueños son sólo recuerdos. La delgada línea que está entre el dormir y el despertar no es siempre clara ¿Qué si las cosas son al revés? ¿Quién puede afirmarnos con certeza que lo que sentimos como realidad no es un sueño y lo que sentimos como sueño no es la realidad? Finalmente todo tenemos que analizarlo de manera retrospectiva, pues nuestro presente va quedando atrás.
Nuestra realidad está vinculada forzosamente a nuestros sentidos. El mundo no es más de lo que nosotros conocemos de él. Cada individuo crea su mundo de acuerdo a su experiencia, y mi mundo no puede ser el mismo que el mundo de alguien más, por muy cercanos que seamos. La cercanía entre las personas ayuda a crear mundos semejantes, incluso equivalentes, pero no iguales. Todo tiene que ver con la experiencia física de quien crea su mundo. A través de la ciencia se ha intentado regular la experiencia del mundo, pero aún así no se puede lograr que los individuos perciban el mundo material de la misma manera, lograrlo sería terminar con la individualidad.
La realidad corresponde a nuestra experiencia. ¿Cómo separar entonces el sueño de la realidad? Los sueños también corresponden de alguna manera a nuestra experiencia. Un sueño puede experimentarse de manera tan vivida como la propia realidad. En verdad la línea que divide la realidad del sueño es muy delgada y prácticamente imperceptible. El sueño tiene su lógica, sus leyes, sus limitantes al igual que la realidad.
Al final realidad y sueño pueden más que ser uno y la misma cosa ¿Quién podría decir que no? Al despertar del sueño no conservamos de él más que el recuerdo de lo que fue, a veces un recuerdo claro, otras veces un recuerdo borroso, pero finalmente es un recuerdo, el sueño es parte del pasado, al igual que la realidad. De la realidad conservamos sólo recuerdos. A medida que nos alejamos en el tiempo la realidad y los sueños se funden de manera tal que podemos tener un recuerdo de la infancia sin saber exactamente si nuestro recuerdo fue un sueño o una realidad.
Puedo concluir que son la misma cosa. Nuestra experiencia no puede ser presente, siempre es pasado. La realidad y los sueños son sólo recuerdos. La delgada línea que está entre el dormir y el despertar no es siempre clara ¿Qué si las cosas son al revés? ¿Quién puede afirmarnos con certeza que lo que sentimos como realidad no es un sueño y lo que sentimos como sueño no es la realidad? Finalmente todo tenemos que analizarlo de manera retrospectiva, pues nuestro presente va quedando atrás.
Etiquetas:
El poder de la mente,
Sin nada que hacer
miércoles, 14 de julio de 2010
Las enseñanzas de mis Sensei
Hoy, luego de una clase relativamente sencilla para el cuerpo, pero muy enriquecedora para el espíritu, mi Sensei Ulises terminó diciendo: "si algún día se sienten perdidos, cuando sientan que el camino por el que van es ya muy estrecho, entonces den marcha atrás, y vuelvan a sus raices... generalmente sus raíces están en la familia, y sí sus problemas están en la familia, entonces tal vez deban ir más artás"...
Volver a mis raices, eso es lo que necesito. Y sí, para mí el Karate es parte de mi familia. Sin él estoy perdido. Ahora mismo, con él estoy perdido. Pero al menos arroja esa luz necesaria para saber que el camino no es el más adecuado y debo volver. Las palabras de mi Sensei me hicieron recordar sus enseñanzas, aquellas palabras que me ha dicho y que se han quedado anidadas en mi mente y en mi corazón:
"Eduardo, un cinta negra debe estar preparado para todo" Y vaya, al principio me sonaban tan distantes sus palabras, pero esas palabras fueron las que alguna vez me sacaron de la depresión. A veces pierdo mi ecuanimidad, muchas otras veces no puedo perderla, porque no la tengo. Pero cuando logro recordar esas palabras, al menos siento tranqulidad al esperar lo que venga.
"Un cinta negra debe tener un espíritu apacible, que cuando otra persona los conosca diga 'no sé por qué, pero me siento agusto estando contigo', así deben ser, no sean engreidos, no menosprecien a las personas, recuerden que todos, absolutamente todos tienen algo que enseñarles, aprendan de todas las personas que les rodean" Mi escepticismo una vez más me llevó a pensar que era demaciado. Y ahí creo que he fallado un poco en la primera parte, no siempre logro que mi espiritu sea tan apacible como yo quisiera, pero al menos he logrado entender que siempre hay algo que aprender, como dice el proverbio: "cuando todo esté perdido, no pierdas la lección" (y hasta eso a veces se me olvida)
"Respeten la naturaleza, sólo así podrán entender que están vivos y lo que significa estarlo" Hasta esa araña venenosa que tanto miedo me da, debo respetarla. Hago mi más grande esfuerzo, Sensei, una vez lloré amargamente al ver como mataban una vibora con una pala. Me sentí tan impotente, y entendí sus palabras, sólo así entendí que estoy vivo y lo que significa estarlo, y entendí que la muerte puede llegar en cualquier momento, para mí o para mi entorno.
"El miedo no es malo, lo malo es dejarse dominar por él" Mi querido Sensei, a veces siento miedo, y a veces no puedo controlarlo. "Cuándo el cuerpo ya no puede, debe mantenerte en pie la mente, cuando tu mente ya no puede más, entonces sólo tu espíritu te sacará adelante"
Y aquellas palabras que grabó en una tabla que sobrevivió luego de mi examen: "Recuerda: Un cinta negra debe ser como un roble, tan grande y fuerte como su mente y cuerpo, y de follaje tan frondoso y acogedor como su espíritu. Te quiere tu maestro y amigo Ulises Bautista". Todavía, cuando las leo, me estremesco de los pies a la cabeza y pienso "qué gran responsabilidad, ¿de verdad puedo con ella?"
Y como olvidarme de aquellas palabras "debes buscar siempre lo mejor", las palabras de mi otro Sensei, quien estuvo a lo largo del camino, con sus altas y sus bajas: "si te pegan, es tu culpa" o "no puedes permitirte el más mínimo error". Más duras aún "Sé que ahora te sientes mal, sé que te duele, sé que tienes roto el corazón, pero ahora debes tomar todos los pedacitos y pegarlos, porque hay personas que te necesitan, y no te puedes dejar caer".
Tantas noches que pasó a mi lado, escuchando lo que yo tenía que decir. La verdad me enorgullece decir que es una de las pocas personas que han visto rodar lágrimas de mis ojos. Mi Sensei, mi mejor amigo, quien a veces me regaña, a veces me aconseja, a veces me golpea, pero siempre está ahí...
Tampoco olvidaré las palabras escritas igualmente en esa tabla: "Eduardo, aquí no acaba, en realidad comienza el camino que inició con el paso de llevarte al Dojo, hoy comienza el camino de verdad, todo lo anterior sólo te dio la llave, ahora, con la puerta abierta, hay que caminar, me causa gran alegría porque te vi formarte desde el principio hasta hoy ... Atte. Miguel Beltrán"
A mis Sensei quiero decirles: "Muchas gracias, los quiero. Es hora de continuar, con nuestras altas y bajas, son parte de mi familia, mis amigos, mis hermanos y como dijo el Sensei Miguel alguna vez 'el Sensei que te formó será siempre tu Sensei, no importa si te vuelves más fuerte, más rápido, más técnico que él, siempre será tu Sensei y debes respetarlo y honrarlo como tal' y sí, alguna vez escuché a mi Senseí Ulises decir 'en México no existe una cultura del honor, como existe en Japón' y es cierto, pero con estas palabras quiero rendir homenaje a mis Sensei, mis maestros que me han ayudado a sacar lo mejor de mí"
Muchas gracias a ambos "arigato". Y muchas gracias a toda esa gran familia, muchas gracias a mis compañeros, a Isaias, que se ocupó de mi entrenamiento en la recta final, a Adalberto, a Cesar, a Edgar, a Giovanni (espero haberlo escrito bien), a Mario, que me ayudaron siempre. Y muchas gracias a mis compañeros Paulina y Benjamín que me vieron (y los vi) sudar y sangrar, y especialmente a Gerino, porque caminamos juntos, sufrimos juntos, lloramos juntos, reímos juntos. A todos, muchas, muchas gracias... Me siento de verdad orgulloso de pertenecer a esa familia. Y me siento orgulloso de compartir con ustedes el camino de la mano vacía.
Domo arigato
Volver a mis raices, eso es lo que necesito. Y sí, para mí el Karate es parte de mi familia. Sin él estoy perdido. Ahora mismo, con él estoy perdido. Pero al menos arroja esa luz necesaria para saber que el camino no es el más adecuado y debo volver. Las palabras de mi Sensei me hicieron recordar sus enseñanzas, aquellas palabras que me ha dicho y que se han quedado anidadas en mi mente y en mi corazón:
"Eduardo, un cinta negra debe estar preparado para todo" Y vaya, al principio me sonaban tan distantes sus palabras, pero esas palabras fueron las que alguna vez me sacaron de la depresión. A veces pierdo mi ecuanimidad, muchas otras veces no puedo perderla, porque no la tengo. Pero cuando logro recordar esas palabras, al menos siento tranqulidad al esperar lo que venga.
"Un cinta negra debe tener un espíritu apacible, que cuando otra persona los conosca diga 'no sé por qué, pero me siento agusto estando contigo', así deben ser, no sean engreidos, no menosprecien a las personas, recuerden que todos, absolutamente todos tienen algo que enseñarles, aprendan de todas las personas que les rodean" Mi escepticismo una vez más me llevó a pensar que era demaciado. Y ahí creo que he fallado un poco en la primera parte, no siempre logro que mi espiritu sea tan apacible como yo quisiera, pero al menos he logrado entender que siempre hay algo que aprender, como dice el proverbio: "cuando todo esté perdido, no pierdas la lección" (y hasta eso a veces se me olvida)
"Respeten la naturaleza, sólo así podrán entender que están vivos y lo que significa estarlo" Hasta esa araña venenosa que tanto miedo me da, debo respetarla. Hago mi más grande esfuerzo, Sensei, una vez lloré amargamente al ver como mataban una vibora con una pala. Me sentí tan impotente, y entendí sus palabras, sólo así entendí que estoy vivo y lo que significa estarlo, y entendí que la muerte puede llegar en cualquier momento, para mí o para mi entorno.
"El miedo no es malo, lo malo es dejarse dominar por él" Mi querido Sensei, a veces siento miedo, y a veces no puedo controlarlo. "Cuándo el cuerpo ya no puede, debe mantenerte en pie la mente, cuando tu mente ya no puede más, entonces sólo tu espíritu te sacará adelante"
Y aquellas palabras que grabó en una tabla que sobrevivió luego de mi examen: "Recuerda: Un cinta negra debe ser como un roble, tan grande y fuerte como su mente y cuerpo, y de follaje tan frondoso y acogedor como su espíritu. Te quiere tu maestro y amigo Ulises Bautista". Todavía, cuando las leo, me estremesco de los pies a la cabeza y pienso "qué gran responsabilidad, ¿de verdad puedo con ella?"
Y como olvidarme de aquellas palabras "debes buscar siempre lo mejor", las palabras de mi otro Sensei, quien estuvo a lo largo del camino, con sus altas y sus bajas: "si te pegan, es tu culpa" o "no puedes permitirte el más mínimo error". Más duras aún "Sé que ahora te sientes mal, sé que te duele, sé que tienes roto el corazón, pero ahora debes tomar todos los pedacitos y pegarlos, porque hay personas que te necesitan, y no te puedes dejar caer".
Tantas noches que pasó a mi lado, escuchando lo que yo tenía que decir. La verdad me enorgullece decir que es una de las pocas personas que han visto rodar lágrimas de mis ojos. Mi Sensei, mi mejor amigo, quien a veces me regaña, a veces me aconseja, a veces me golpea, pero siempre está ahí...
Tampoco olvidaré las palabras escritas igualmente en esa tabla: "Eduardo, aquí no acaba, en realidad comienza el camino que inició con el paso de llevarte al Dojo, hoy comienza el camino de verdad, todo lo anterior sólo te dio la llave, ahora, con la puerta abierta, hay que caminar, me causa gran alegría porque te vi formarte desde el principio hasta hoy ... Atte. Miguel Beltrán"
A mis Sensei quiero decirles: "Muchas gracias, los quiero. Es hora de continuar, con nuestras altas y bajas, son parte de mi familia, mis amigos, mis hermanos y como dijo el Sensei Miguel alguna vez 'el Sensei que te formó será siempre tu Sensei, no importa si te vuelves más fuerte, más rápido, más técnico que él, siempre será tu Sensei y debes respetarlo y honrarlo como tal' y sí, alguna vez escuché a mi Senseí Ulises decir 'en México no existe una cultura del honor, como existe en Japón' y es cierto, pero con estas palabras quiero rendir homenaje a mis Sensei, mis maestros que me han ayudado a sacar lo mejor de mí"
Muchas gracias a ambos "arigato". Y muchas gracias a toda esa gran familia, muchas gracias a mis compañeros, a Isaias, que se ocupó de mi entrenamiento en la recta final, a Adalberto, a Cesar, a Edgar, a Giovanni (espero haberlo escrito bien), a Mario, que me ayudaron siempre. Y muchas gracias a mis compañeros Paulina y Benjamín que me vieron (y los vi) sudar y sangrar, y especialmente a Gerino, porque caminamos juntos, sufrimos juntos, lloramos juntos, reímos juntos. A todos, muchas, muchas gracias... Me siento de verdad orgulloso de pertenecer a esa familia. Y me siento orgulloso de compartir con ustedes el camino de la mano vacía.
Domo arigato
Etiquetas:
El poder de la mente,
Viejas enseñanzas
martes, 6 de julio de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)