viernes, 8 de junio de 2012

Movimiento ciudadano

En alguna colonia de Iztapalapa hace algún tiempo comenzó a surgir un movimiento ciudadano que no tuvo una gran repercusión, de hecho se olvidó pronto, tan pronto que mucha gente ni siquiera se enteró de su existencia.

Todo comenzó cuando un señor –quien rondaba ya los 35 años–, cansado de los constantes asaltos y demás actos ilícitos cometidos en su colonia, harto ya de quejarse ante la policía y no obtener ningún resultado, decidió hacer algo al respecto. Sin pensarlo mucho se reunió con algunos amigos de la misma localidad y decidieron formar una patrulla civil de vigilancia continua. Al principio era un proyecto sencillo, se instalaron algunas cámaras en secreto y se hizo una red de video que era vigilada las 24 horas por los 15 o 20 participantes del proyecto. Al detectar a alguien sospechoso, o ver algún asalto, robo de automóviles, pelea callejera o lo que fuera procedían a llamar a la policía. Esta tardaba unos 20 minutos en llegar y entonces todo seguía como si nada.

Al ver que su patrulla vigilante no estaba dando ningún resultado favorable, procedieron a conseguir algunas armas. Todo se manejaba en secreto y buscaron ser completamente discretos, algo que, con una excelente organización, lograron. Detectaban a los maleantes a través de sus cámaras ocultas, y desde alguna posición ventajosa les disparaban a matar, sin que hubiera testigos, o evidencia alguna que los inculpara. El hecho dio mucho material a los periódicos amarillistas que gastaban todo su ingenio en nuevos encabezados como “Se echaron otro en Iztapalapa” o “Aparece otro muerto”.

Como un muerto no era nada del otro mundo, la gente común no sospechaba absolutamente nada. Para ellos la vida seguía sin alteraciones. Realmente no se percataban de que la delincuencia había disminuido drásticamente en esa colonia. Simplemente llegaban a sus casas, temerosos como siempre, salían de sus casas igualmente temerosos. Quizá ni siquiera se daban cuenta de que ya ningún vecino se había quejado de que le hubieran robado su celular. Ya no era tan frecuente escuchar “secuestraron al vecino del 32” o “le quitaron su carro a la del 70 mientras lo estacionaba”. Sin embargo el leer en los periódicos que se encontraban nuevos muertos casi cada semana en su colonia, los hacía pensar que podían ser los próximos, porque realmente no sabían de dónde eran esos muertos o por que los habían matado.

Los que sí se dieron cuenta de inmediato que algo estaba mal fueron los maleantes. Sufrieron grandes bajas en sus filas, tampoco se registraban las ganancias habituales. Comenzaron a movilizarse, pero la patrulla vigilante era en verdad muy discreta, así que los delincuentes realmente comenzaron a temer. Ya no querían entrar a esa colonia porque sabían que era peligroso “trabajar” ahí. Lo de menos hubiera sido simplemente dejar a esa colonia libre de delincuencia y mudarse a alguna otra, pero su preocupación iba más allá. Ellos sabían que no era la policía, porque estos, con algunas mordidas, los dejaban actuar libremente. Su preocupación era el “¿Qué tal si se enteran en otras colonias lo que está pasando y nos van cerrando el paso hasta exterminarnos a todos?” Por ello no tardaron en quejarse ante las autoridades.

La policía, al enterarse de lo que estaba pasando, decidió que debían actuar. No podían dejar suelto por esa colonia a un asesino serial, se consideraba peligroso y era importante acabar con él cuanto antes. Así que policías y ladrones actuaron en conjunto. Llamaron a las fuerzas especiales, los policías, disfrazados de ladrones, se metieron a “asaltar” a la colonia. Obviamente con un grupo tan especializado no tardaron prácticamente nada en descubrir el movimiento y erradicarlo por completo.

Los que integraban la pequeña patrulla de vigilancia desaparecieron misteriosamente, jamás se volvió a saber de ellos. En aquella colonia se terminaron los cadáveres semanales y se volvió a los asaltos habituales y no se ha vuelto a saber de otro intento de movimiento ciudadano, ni ahí ni en otra parte de la ciudad.

5 comentarios:

  1. Empiezas a leer y dices: que buena idea, deberíamos de hacerlo.

    Pero conforme sigues en el texto recuerdas tristemente el México en el que vivimos.

    Gracias por el texto.

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  2. Es triste, pero verosímil. También llegué a pensar que sería buena idea, hasta que recordé que los cuerpos de seguridad son más temibles que los propios asaltantes.

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  3. Respuestas
    1. Al menos espero que seas discreto, en la escuela, con el contenido de este blog, dentro del mismo puedes despotricar cuanto por tu cabeza pase, es un blog libre.

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    2. su confianza esta en buenas manos Sr

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