Mi costumbre es ir los viernes a tomar
–E invertir mi salario en cerveza
Para alejar penas de mi cabeza–
Oculto en un rincón del oscuro bar
Salgo una noche con paso peculiar
Frente a mí una joven atraviesa
Ebrio quedo por su extrema belleza
Y le Digo “¿Te puedo acompañar?”
Apresurados vamos a su casa
Ella muerde mi cuello con fiereza
Mientras me desangro el tiempo pasa
Despierto recostado en la Marquesa
Y débil por la tremenda resaca
Insufrible es el dolor de cabeza.
viernes, 18 de marzo de 2011
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