"¡Vamos a bailar!"
"Pero, si tú no bailas." Me dijo mientras me dirigía una sonrisa y una me lanzaba una mirada de asombro.
"Ya lo sé. Y tampoco ignoro que a ti tampoco te gusta. Es sólo que pensé que tal vez podríamos bailar esta noche."
Ella me miró con curiosidad durante un rato. Luego agregó: "¿Y por qué querríamos hacer algo así? Bien sabes que no me gusta la música para bailar, además de que ni sé ni quiero aprender, ya te he dicho lo que pienso sobre eso"
"Y por ello fue que me fijé en ti, no creas que lo olvido" le respondí. "Pero lo que te estoy proponiendo no es ir a bailar música común a un lugar común lleno de gente común."
"¿Qué tienes en mente?" me preguntó. "¿Uno de esos lugares extraños donde la gente se siente intelectual y creen que bailan de forma distinta? Finalmente se termina sempre en lo mismo..."
"Lo sé, lo sé, pero escúchame. No te propongo ir a ningun lugar, no te propongo ningún tipo de música. Yo quiero bailar contigo al compás del universo. Acompañados sólo por planetas, soles y cometas. En ese lugar donde ningún instrumento es capaz de producir sonido, porque no se necesita música, ni pista, ni nada más que tú y yo."
No dijimos nada más, ella simplemente tomó mi mano y fuimos a bailar.
martes, 2 de agosto de 2011
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